Cayo Caulker, una isla frente a la costa de Belice, es un paraíso caribeño que recuerda a los Pueblos Mágicos por su encanto, tranquilidad y belleza natural. Famosa por el snorkel y buceo, destaca por su cercanía al Arrecife Mesoamericano, calles de arena y ritmo relajado.
Cayo Caulker conserva una atmósfera bohemia y auténtica. Aunque pequeña, la isla tiene una gran personalidad: coloridas casitas de madera, puestos de comida local y bares junto al mar que invitan a disfrutar sin prisas.

¿Qué hace tan especial a esta isla beliceña que enamora a turistas de todo el mundo?
La isla ha logrado mantener un equilibrio entre el turismo y la conservación. Aquí no encontrarás grandes cadenas hoteleras, sino alojamientos rústicos y ecoamigables que buscan proteger el entorno.
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¿Sabías que Cayo Caulker es el mejor lugar de Belice para hacer snorkel caribeño?
Uno de los mayores atractivos de Cayo Caulker es el Hol Chan Marine Reserve y Shark Ray Alley, zonas protegidas donde es posible nadar entre tiburones nodriza, rayas y bancos de peces tropicales. La visibilidad es excelente y los tours son guiados por locales que conocen bien el ecosistema marino.
Además del snorkel, es posible hacer kayak, observar aves o simplemente relajarse frente al mar turquesa. No hace falta ser un experto, incluso los principiantes pueden vivir esta aventura.
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¿Cómo puedes llegar desde México hasta Cayo Caulker y disfrutar de su encanto natural único?
Desde México, lo más común es viajar a Chetumal y tomar un ferry directo a Cayo Caulker, con una breve parada en San Pedro. El trayecto en ferry dura aproximadamente dos horas y ofrece vistas espectaculares del Caribe.
También existen vuelos desde Ciudad de México hacia Belice City, desde donde se puede tomar una lancha hasta la isla. Cayo Caulker es ese tipo de lugar que, una vez visitado, deja huella.
Sus aguas cristalinas, su vida marina y su gente hospitalaria lo convierten en uno de los Pueblos Mágicos ideal para quienes buscan una aventura diferente, económica y cercana, sin cruzar medio mundo. Porque a veces, el verdadero paraíso está más cerca de lo que pensamos.