La presión arterial alta, conocida médicamente como hipertensión, es una de las condiciones de salud más comunes y peligrosas del mundo.
A menudo no presenta síntomas visibles, pero puede provocar graves consecuencias como infartos, derrames cerebrales y daños a órganos vitales. Por esta razón, se le conoce como “el asesino silencioso”.
¿Qué es y cómo afecta la presión arterial en el cuerpo humano?
La presión arterial mide la fuerza con la que la sangre empuja contra las paredes de las arterias mientras circula por el cuerpo. Esta medida se compone de dos cifras:
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- Presión sistólica: la fuerza cuando el corazón late.
- Presión diastólica: la fuerza cuando el corazón está en reposo entre latidos.
Por ejemplo, una presión de 120/80 mmHg se considera ideal en adultos. Según la Academia Americana de Cardiología, se diagnostica hipertensión si se tiene una presión arterial de 130/80 mmHg o más en al menos dos mediciones separadas por seis horas.
¿Cuáles son los factores que incrementan el riesgo de desarrollar presión arterial alta?
Aunque no siempre tiene una causa identificable, existen varios factores que aumentan el riesgo:
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- Edad avanzada
- Antecedentes familiares
- Sobrepeso u obesidad
- Falta de actividad física
- Consumo de tabaco o alcohol
- Dieta alta en sal y baja en potasio
- Estrés crónico
- Deficiencia de vitamina D
- Condiciones crónicas como diabetes, colesterol alto, enfermedad renal o apnea del sueño
En la mayoría de los casos, la hipertensión no presenta síntomas evidentes. Algunas personas pueden experimentar dolores de cabeza, mareos o sangrados nasales cuando la presión es muy elevada, pero estas señales aparecen generalmente en etapas graves. Por eso, medirse la presión regularmente es esencial, incluso si uno se siente bien.
¿Qué cambios en el estilo de vida pueden ayudar a controlar la hipertensión de manera efectiva?
El tratamiento de la hipertensión varía según el nivel de presión arterial que presente cada paciente. En casos de presión moderadamente elevada, como una lectura de 137/85 mmHg, muchas veces no es necesario recurrir a medicamentos.
En estos casos, los especialistas recomiendan realizar cambios significativos en el estilo de vida. Entre las principales medidas se incluyen llevar una dieta saludable, rica en frutas y verduras, con bajo contenido de sal; realizar ejercicio aeróbico de forma regular, al menos 45 minutos tres veces por semana; reducir el consumo de alcohol, evitar el tabaco, controlar el estrés y procurar un buen descanso.
Además, mantener un peso corporal adecuado es fundamental, ya que perder incluso un kilogramo de peso puede reducir en un milímetro de mercurio la presión sistólica. Cuando la presión arterial es más elevada, por ejemplo: 160/100 mmHg, el tratamiento debe incluir medicamentos.
Hoy en día, gracias a los avances farmacológicos, muchos de estos fármacos se pueden combinar en una sola pastilla para facilitar su consumo diario. Estos medicamentos pueden actuar relajando los vasos sanguíneos, eliminando el exceso de sal y agua del cuerpo o disminuyendo el ritmo cardíaco, dependiendo de las necesidades de cada paciente.
Durante la pandemia, la hipertensión se convirtió en un problema aún más preocupante. La reducción de la actividad física, el aumento de peso y los elevados niveles de ansiedad contribuyeron al descontrol de esta enfermedad en muchos pacientes.
Como resultado, se incrementaron las visitas a los servicios de urgencias. Por esta razón, los cardiólogos recomiendan acudir a consulta médica entre tres y cuatro veces al año, es decir, cada tres o cuatro meses, para asegurar un monitoreo y tratamiento adecuados.
¿Qué métodos se recomiendan para medir correctamente la presión arterial y obtener resultados precisos?
Para obtener una lectura precisa, es recomendable:
- Esperar al menos 30 minutos después de comer, fumar o hacer ejercicio
- Descansar 20 minutos antes de la medición
- Evitar medir la presión si se tiene urgencia de ir al baño
- Recuerda que es normal que la presión varíe durante el día, pero si después del reposo sigue elevada, podría ser señal de hipertensión.
En México, la Secretaría de Salud estima que 1 de cada 4 personas padece hipertensión arterial. Muchos no lo saben hasta que sufren una complicación grave. Por eso, la clave para detectarla a tiempo es medirla con frecuencia y adoptar hábitos saludables.
Aunque no tiene cura, la hipertensión puede controlarse eficazmente. Con cambios en el estilo de vida y en algunos casos, medicamentos, las personas pueden vivir muchos años con una buena calidad de vida.