En un contexto donde las enfermedades crónicas no transmisibles, como la obesidad, la diabetes tipo 2 y la hipertensión arterial, afectan a millones de personas en todo el mundo, profesionales de la salud coinciden en una recomendación clave: adoptar hábitos alimentarios más saludables.
Una estrategia sencilla y efectiva consiste en incrementar el consumo diario de verduras. Dentro de este grupo, la berenjena emerge como una opción particularmente beneficiosa, tanto por su valor nutricional como por su versatilidad culinaria.
¿Por qué incluir berenjenas en la dieta puede ayudar a prevenir enfermedades crónicas comunes?
La berenjena es una hortaliza comestible perteneciente a la familia de las solanáceas, al igual que el tomate y la papa. Su aspecto característico, con piel morada brillante y pulpa blanca con pequeñas semillas, la convierte en una presencia habitual en los mercados, aunque no siempre es plenamente valorada por sus propiedades.
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La berenjena contiene una combinación de agua, fibra, vitaminas del grupo B y minerales como el potasio y el magnesio. Pero uno de sus principales atributos es la presencia de antioxidantes naturales, especialmente la nasunina, un compuesto del grupo de las antocianinas que se encuentra en su piel y que ha demostrado tener efectos protectores sobre las células del cuerpo.
Según especialistas en nutrición, estos componentes le otorgan a la berenjena una serie de propiedades con potencial efecto preventivo y terapéutico.
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¿Cuáles son las propiedades nutricionales de la berenjena y por qué deberías consumirla regularmente?
- Actividad antioxidante: Protege las células frente al daño oxidativo, lo que podría contribuir a la prevención del envejecimiento prematuro y enfermedades degenerativas.
- Efecto diurético: Su alto contenido de agua favorece la eliminación de líquidos, ayudando a reducir la retención.
- Regulación del tránsito intestinal: Gracias a su fibra, mejora la digestión y puede contribuir al control del colesterol y la glucosa en sangre.
- Bajo valor calórico: Ideal para planes de descenso de peso o mantenimiento, sin perder sabor ni saciedad.
- Aporte de micronutrientes esenciales: Potasio, magnesio y vitaminas del grupo B que colaboran en el buen funcionamiento del sistema nervioso y muscular.
- Salud cardiovascular: Algunos estudios sugieren que su consumo puede colaborar en la reducción del colesterol LDL y mejorar la circulación.
¿Cómo consumir berenjena para mejorar la alimentación diaria y proteger la salud a largo plazo?
Para aprovechar al máximo sus propiedades, los especialistas recomiendan consumir la berenjena cocida, ya que en estado crudo puede contener solanina, una sustancia natural que, en altas cantidades, puede resultar irritante para el organismo. Las formas de preparación más recomendadas incluyen:
- Asada o al horno: Conserva los nutrientes y evita el uso excesivo de aceite. Puede prepararse en rodajas, rellena o como base de platos como lasañas vegetales.
- A la plancha: Con unas gotas de aceite de oliva, es una alternativa sabrosa y saludable.
- Al vapor: Mantiene gran parte de sus vitaminas, ideal para ensaladas templadas o guarniciones.
- En guisos: Componente clásico de platos mediterráneos como el ratatouille, aporta textura y sabor.
- En cremas: Mezclada con otras hortalizas y especias, como en el tradicional baba ganoush del Medio Oriente.
Un consejo útil antes de cocinarla es espolvorear las rodajas con sal y dejarlas reposar unos minutos para reducir su amargor natural y eliminar parte de la solanina. Luego se enjuaga con agua y está lista para usar. Además, no es necesario pelarla, ya que en su piel se concentran varios de los antioxidantes mencionados.
Sumar más verduras a la alimentación diaria no tiene por qué ser complicado ni costoso. Pequeños cambios, como incluir berenjena en las comidas varias veces por semana, pueden traducirse en mejoras significativas para la salud a largo plazo.
