SALUD GENERAL

¿Cada cuánto tiempo deben bañarse los adultos mayores, una vez al día o a la semana?

Conocer la frecuencia recomendada y adaptar la rutina es clave para mantener la salud y el bienestar de los adultos mayores.

En la vejez, la higiene personal requiere nuevos cuidados.
En la vejez, la higiene personal requiere nuevos cuidados. Créditos: Freepik
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Aunque ducharse a diario ha sido durante años sinónimo de buena higiene, en la vejez esta práctica merece una revisión. 

Con los cambios que sufre la piel y el cuerpo a partir de los 60 años, el cuidado personal deja de ser una rutina automática y se convierte en una decisión que debe adaptarse a cada persona. ¿Es necesario bañarse todos los días? Los especialistas explican por qué, en muchos casos, menos puede ser más.

Bañarse todos los días puede no ser lo más adecuado para la piel envejecida. Fuente: Freepik.

¿Cómo cambian las rutinas de cuidado personal a medida que envejecemos?

A partir de los 60 años, la piel sufre cambios naturales: pierde grosor, elasticidad y capacidad de autorregulación, lo que la hace más vulnerable a la sequedad, la irritación y pequeñas infecciones. Por eso, numerosos expertos en geriatría recomiendan limitar los baños completos a dos o tres veces por semana, especialmente en personas con movilidad reducida o actividad física moderada.

“El agua caliente y los productos de limpieza agresivos pueden deteriorar el equilibrio natural de la piel, eliminando no solo la suciedad, sino también su flora protectora”, explica la doctora Sylvie Meaume, especialista en geriatría del Hospital Rothschild de París. Según la experta, una limpieza excesiva “también elimina microorganismos beneficiosos que protegen la piel del entorno”.

¿Cómo mantener una buena higiene sin dañar la piel sensible de los adultos mayores?

Limitar las duchas no significa descuidar la higiene. Al contrario, mantener una limpieza diaria localizada, enfocada en zonas clave como axilas, genitales, pies, rostro y manos, es fundamental. 

Esta puede realizarse con paños húmedos o toallitas específicas, suficientes para conservar la sensación de frescura sin agredir la piel. Sin embargo, cuando se realice una ducha completa, los expertos aconsejan:

  • Que dure entre 3 y 5 minutos.
  • Que se use agua tibia, no caliente.
  • Que se apliquen jabones suaves, sin alcohol ni perfumes.
  • Que se seque la piel sin frotar, con toques suaves.
  • Que se aplique una crema hidratante inmediatamente después.
La frecuencia del baño en adultos mayores no responde a una fórmula única. Fuente: Freepik.

¿Cómo influye el clima en la frecuencia adecuada del baño en la tercera edad?

El estilo de vida, el clima, el nivel de sudoración y el estado de salud general también deben tenerse en cuenta. En zonas cálidas o en personas que hacen ejercicio con regularidad, puede ser necesaria una mayor frecuencia de duchas. No obstante, siempre debe hacerse con precaución.

“La clave es adaptar la higiene diaria al estado real de la piel y al ritmo de vida de cada persona”, señala la doctora Sara Marín Berbell, especialista en medicina interna y advierte sobre prácticas comunes que pueden ser perjudiciales:

“Nunca se debe uno duchar justo después de comer, ya que puede generar malestar, especialmente en personas mayores con digestiones lentas”.

¿Es peligroso ducharse justo después de comer en adultos mayores?

Más allá de la limpieza física, el momento del baño puede tener un fuerte componente emocional. En mujeres mayores que viven solas o han perdido independencia, mantener rutinas de autocuidado como ducharse puede mejorar el estado de ánimo y reforzar la autoestima.

“Sentirse limpia y fresca no solo es una cuestión de salud: es también una forma de bienestar personal”, señala Marín.

Recomendaciones clave para mujeres mayores de 60 años:

  • Ducharse entre 2 y 3 veces por semana
  • Utilizar agua tibia y jabones suaves
  • Mantener higiene localizada diaria
  • Secar la piel con suavidad y aplicar crema hidratante
  • Evitar ducharse después de comer
  • Beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día, salvo indicación médica contraria

En la vejez, cuidar también es saber cómo hacerlo. Y en ese camino, entender que cada cuerpo tiene su ritmo es el primer paso para acompañar con respeto y dignidad.