Especialistas explican por qué olvidamos los primeros años de nuestra vida

Generalmente no se recuerda lo que vivimos los primeros años de vida ni en la primera infancia.

La memoria, lejos de ser un registro estático, se reconfigura cada vez que la evocamos.
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Los primeros años de vida están llenos de experiencias significativas: desde el contacto físico con nuestros cuidadores hasta las primeras interacciones con el entorno. Aunque estos momentos resultan esenciales en nuestro desarrollo, en la mayoría no quedan en grabados en la memoria. Esta ausencia de recuerdos ha sido un enigma para la ciencia y la psicología.

El fenómeno de la "amnesia infantil" ha intrigado a los expertos en memoria y neurociencia. Fue Sigmund Freud quien en 1905 acuñó este término para describir la incapacidad de recordar los primeros años de vida. Aún no se ha encontrado una explicación definitiva. Sin embargo, diversas investigaciones han revelado datos clave sobre el desarrollo de la memoria en la infancia.

El desarrollo cerebral y la amnesia infantil

Uno de los principales factores que explican la amnesia infantil es el desarrollo del hipocampo, la región del cerebro encargada de la formación de recuerdos a largo plazo. Durante la primera infancia, el cerebro experimenta una rápida maduración, lo que podría impedir que los recuerdos se almacenen de forma duradera.

A pesar de ello, estudios realizados en la década de 1980 demostraron que niños pequeños pueden recordar eventos específicos con gran detalle. Además, investigaciones de la profesora Cristina Alberini han demostrado que los recuerdos de la infancia no desaparecen por completo, sino que quedan almacenados en el cerebro, aunque de forma inaccesible a nivel consciente.

El hipocampo, según los expertos, sigue desarrollándose durante los primeros años de vida, lo que podría explicar por qué esos recuerdos no pueden ser recuperados más adelante.

La cultura y el lenguaje en la formación de recuerdos

Las investigaciones también han demostrado que la edad en la que las personas comienzan a recordar su infancia varía según la cultura. En Estados Unidos, por ejemplo, las primeras memorias suelen aparecer alrededor de los 3.5 años, mientras que en China este proceso ocurre más tarde.

En China las personas empiezan a recordar más tarde que en otros países como EEUU. Crédtio Pexels

Esto se debe a que en culturas occidentales los recuerdos se enfocan en la identidad individual, mientras que en culturas orientales se centran en experiencias colectivas. El lenguaje también desempeña un papel crucial en la memoria. En Nueva Zelanda, los niños de la cultura Maori comienzan a recordar eventos antes que en otras culturas debido a su fuerte tradición oral.

Las conversaciones familiares detalladas ayudan a los niños a estructurar sus recuerdos y a retenerlos a lo largo del tiempo. La influencia del lenguaje en la memoria es un factor clave para comprender por qué algunas personas recuerdan sus primeros años de vida con mayor claridad que otras.

El impacto de los recuerdos tempranos en nuestra identidad

A pesar de no recordar conscientemente nuestra infancia, los expertos creen que estas experiencias tempranas influyen en nuestra personalidad y respuestas emocionales. La memoria, lejos de ser un registro estático, se reconfigura cada vez que la evocamos, lo que podría explicar cómo las vivencias de la infancia moldean nuestra identidad sin que podamos recordarlas.

El fenómeno de la amnesia infantil es una paradoja en sí mismo. Aunque no podamos recuperar conscientemente los recuerdos de nuestra infancia temprana, estos pueden haber dejado una huella duradera en nuestro desarrollo emocional y cognitivo.

A medida que la neurociencia y la psicología continúan avanzando, podríamos estar más cerca de comprender cómo y por qué olvidamos los primeros años de nuestra vida.

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