Lenguaje canino
¿Por qué tu perro te lame los pies? Esta es la razón de ese comportamiento
Aunque no hablan, los perros encuentran múltiples maneras de comunicarse y expresar cariño a sus dueños.Los perros han sido, por siglos, considerados los mejores amigos del ser humano. Su lealtad, sensibilidad y capacidad para interpretar nuestras emociones los convierten en compañeros únicos, capaces de comunicarse con nosotros sin necesidad de palabras.
A través de gestos, miradas y comportamientos específicos, estos animales logran transmitir afecto, atención e incluso alertar sobre posibles peligros.
Aunque no hablen, los perros se hacen entender mediante distintas acciones: mover la cola, recostar la cabeza en las piernas de su dueño, seguirlo por toda la casa o emitir ciertos sonidos. Entre estas conductas destaca una que genera curiosidad entre muchas personas: lamer los pies.
¿Qué significa realmente cuando un perro lame los pies de su dueño?
Aunque para los humanos puede resultar extraño, los pies tienen un olor 100% propio de cada persona, con feromonas y restos de sudor que llaman la atención de los perros. Para ellos, lamer los pies no es desagradable, es algo natural y necesario.
Los motivos principales por los que un perro puede lamer los pies incluyen:
- Muestra de cariño: es la forma más común de expresar afecto hacia sus dueños.
- Llamar la atención: el perro puede necesitar algo, como agua, comida o salir a pasear.
- Ansiedad o estrés: un lamido excesivo o compulsivo puede ser una señal de malestar emocional que requiere atención.
¿Cómo podemos manejar el lamido excesivo sin reñir al perro y mantener el vínculo afectivo?
Cuando el lamido se vuelve repetitivo, puede convertirse en un problema. No se recomienda reñir al perro, ya que es un comportamiento natural y motivado por cariño o necesidad de atención.
Muchas veces, sin querer, los dueños refuerzan esta conducta al darle comida, salir a pasear o prestarle atención cada vez que lame los pies. Para corregirlo:
- Retirar suavemente el pie y decir “no” de forma firme pero calmada.
- Reforzar el buen comportamiento con premios, cariño o golosinas cuando el perro obedezca.
- Desviar su atención con un juguete u otra actividad divertida.
Lo cierto es que, ya sea a través de una mirada tierna, un empujón con el hocico o una inesperada lamida en los pies, los perros siempre encuentran la manera de recordarnos por qué son considerados nuestros mejores amigos. Y en ese lenguaje silencioso pero poderoso, construyen una relación basada en el afecto y la fidelidad.