Los gatos son criaturas de comportamiento complejo y a menudo misterioso. Su independencia y sutileza emocional son características que los definen, haciendo que sus reacciones ante diversos estímulos sean menos evidentes en comparación con otros animales. Estos felinos pueden ser reservados y distantes, pero también poseen una capacidad sorprendente para formar vínculos profundos con sus compañeros humanos y animales.
Su temperamento suele ser una mezcla de curiosidad, territorialidad y sensibilidad, factores que influyen en cómo enfrentan cambios en su entorno. Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Oakland arrojó luz sobre cómo los gatos experimentan y manejan la pérdida de otras mascotas en el hogar. Esta investigación, que incluyó a 412 tutores de felinos que habían sufrido la pérdida de una mascota, revela aspectos interesantes sobre el impacto emocional que tienen estas pérdidas en los gatos.
A diferencia de lo que podría pensarse, los gatos también experimentan un duelo significativo cuando pierden a un compañero cercano.
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Reacciones de los felinos ante la pérdida
El estudio encontró que los gatos que mantenían un vínculo cercano y positivo con la mascota fallecida tendían a mostrar cambios notables en su comportamiento tras la pérdida. Entre las reacciones más comunes estaban una disminución en el apetito, menos actividad lúdica y un aumento en las horas de sueño. Estos cambios en el comportamiento parecen reflejar una forma de duelo, similar al que se observa en otros animales, aunque de manera menos visible.
Es importante destacar que estos cambios podrían estar influenciados en parte por el estado emocional de sus tutores, quienes también pueden estar mostrando signos de decaimiento, lo que a su vez puede afectar a sus mascotas.
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En comparación con los perros, los gatos tienden a llevar su duelo de una manera más sutil y reservada. Mientras que los perros pueden exhibir un comportamiento más evidente de tristeza y búsqueda activa de su compañero perdido, los gatos tienden a adoptar una actitud más introspectiva. Esto se puede atribuir a sus orígenes como cazadores solitarios en la naturaleza, en contraste con los perros, que tienen una estructura social más cooperativa y en grupo.