Las redes sociales volvieron a ser escenario de una denuncia que ha provocado indignación y debate público. A través de TikTok, una joven exhibió a su expareja por una doble agresión: infidelidad y destrucción de su título universitario, un documento que representa años de esfuerzo académico.
Según su testimonio, el hombre, tras ser confrontado por la joven durante las fiestas navideñas, negó la infidelidad, reaccionó de forma agresiva y amenazó con agredir a la persona que le reveló la verdad.
Al negarse ella a revelar la identidad de su confidente, su pareja respondió con violencia simbólica, rompiendo su título universitario como represalia: “Me rompió mi título porque me fue infiel y no quise decirle quién me contó”.
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¿Hasta dónde puede escalar una agresión cuando se usa el poder familiar como amenaza directa?
La situación escaló cuando la víctima intentó tomar acciones legales. Según relata, su expareja la intimidó asegurando que una demanda no procedería, argumentando tener “influencias” gracias a su padre.
“Me dijo que su papá era muy importante y que me haría un desastre si lo demandaba”, denunció.
Este tipo de amenazas la llevaron a desistir de la vía judicial por miedo a represalias y optó por alzar la voz en redes sociales. Su testimonio ha sido replicado miles de veces, generando una fuerte respuesta de la comunidad.
¿Puede una red social como TikTok ser suficiente espacio para denunciar actos de violencia simbólica?
El video, que ya suma más de 300 mil reproducciones, ha sido ampliamente comentado por usuarios de TikTok, quienes ofrecieron su apoyo a la joven y condenaron el comportamiento del agresor. Entre los comentarios más destacados se leen frases como:
”Preciosa regreso en 3 días espero ya esté una demanda puesta ok”, “No tengas miedo de demandarlo, hazlo por ti, por el esfuerzo que hiciste con tu carrera” y ”Amiga, no quiero el contexto, quiero tu venganza”
¿Es violencia simbólica romper el título profesional de una pareja tras una confrontación por infidelidad?
Expertos señalan que actos como este constituyen una forma de violencia simbólica, una agresión que, aunque no deja huellas físicas, busca minimizar y desvalorizar a la víctima, afectando su autoestima y sus logros personales.
El caso ha reavivado la conversación sobre cómo la violencia en las relaciones de pareja puede ir más allá de lo físico, adoptando formas emocionales o simbólicas. También ha evidenciado cómo las redes sociales se han convertido en un canal clave para denunciar y visibilizar este tipo de situaciones, especialmente cuando las víctimas temen recurrir a la vía legal.
Hasta el momento, no se han tomado acciones legales en contra del agresor. Mientras tanto, la joven continúa recibiendo mensajes de apoyo en redes sociales y ha aprovechado la visibilidad del caso para invitar a otras víctimas a alzar la voz y no permanecer en silencio ante la violencia.
