Tomar agua es vital para la salud en general, pero también juega un rol crucial en la salud bucal. Aunque muchas veces se asocia la hidratación con el buen funcionamiento de órganos como los riñones o la piel, los dientes también sufren cuando no se consume suficiente líquido. Y sus consecuencias pueden ser más serias de lo que parece.
Uno de los principales efectos de no beber suficiente agua es la aparición de boca seca, también conocida como xerostomía. Esta condición ocurre cuando disminuye la producción de saliva, que cumple funciones clave en la cavidad oral: neutraliza los ácidos, elimina restos de comida y protege el esmalte dental.

Sin saliva, la boca se convierte en un terreno fértil para las bacterias, aumentando el riesgo de caries, ya que los dientes quedan expuestos a sustancias corrosivas sin la protección natural que brinda la saliva. Además, se vuelve más difícil tragar, hablar y respirar cómodamente y también es común la aparición de mal aliento.
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La falta de agua también favorece la acumulación de placa bacteriana, que si no se elimina a tiempo, se endurece y forma sarro. El sarro no solo afecta la estética dental, sino que puede derivar en enfermedades como la gingivitis o periodontitis, que compromete el hueso y los tejidos que sostienen los dientes.
De igual modo, al estar menos hidratadas, las encías se irritan con más facilidad, se inflaman y sangran. Los dientes también se vuelven más sensibles a alimentos o bebidas calientes y frías, generando molestias al comer.
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Incluso el pH de la boca puede alterarse, dejando a los dientes más propensos a la erosión ácida y debilitando su esmalte.
¿Cuánta agua hay que tomar para cuidar los dientes?
Aunque la cantidad exacta depende de cada persona, los especialistas recomiendan consumir entre 2 y 2,5 litros de agua al día para mantener una hidratación adecuada. Además, beber agua después de las comidas ayuda a arrastrar los restos de alimentos y mantener equilibrado el ambiente bucal.
Ya que mantener una buena salud dental no depende solo del cepillado y el hilo dental. La hidratación también es una pieza clave.