En la pandemia de COVID-19 que nos azotó en el 2020, todos pasamos por cambios, incluyendo los adolescentes, pues en un estudio que realizó la Universidad de Washington reveló algo sumamente sorprendente, pues el cerebro de las niñas adolescentes maduró mucho más rápido de lo normal durante el primer año de confinamiento.
Para ser específicos, en las observaciones determinaron que hubo un fenómeno llamado adelgazamiento cortical, lo que significa que la capa externa del cerebro se hizo más delgada de lo que se esperaría en esas edades, pues resulta que esto es completamente normal y ocurre durante la adolescencia ya que el cerebro elimina conexiones que no necesita para ser más eficiente.
No obstante, lo que asustó a los médicos y científicos fue que este proceso se aceleró durante el confinamiento, especialmente las niñas, quienes experimentaron un adelgazamiento equivalente al 4.2 años más rápido de lo que deberían, mientras que los niños el adelgazamiento fue de 1.4 años más de lo esperado.
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¿Por qué tuvieron adelgazamiento cortical más rápido de lo esperado?
Según los investigadores, la causa principal fue la privación social, pues las niñas más que los niños dependen de las interacciones sociales para lidiar con el estrés, por ello acciones como hablar con amigos sobre sus problemas o simplemente convivir son más comunes, sin embargo, al estar aisladas en la pandemia, no tuvieron ese desahogo emocional, lo que pudo desencadenar ese cambio en sus cerebros.
A pesar de que este proceso es natural del cuerpo humano, puede presentar algunos peligros cuando sucede demasiado rápido.
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¿Es malo tener un adelgazamiento cortical rápido?
Es importante recalcar que el adelgazamiento cortical no es algo malo por sí solo, de hecho, es un desarrollo natural del cerebro y en la mayoría de los caso a ayuda al correcto funcionamiento de este, sin embargo, cuando ocurre demasiado rápido sí podría ocasionar algunos problemas, pues se ha relacionado con trastornos como la ansiedad y la depresión.
Sin embargo, no todos los expertos piensan que esto sea necesariamente un problema, pues Ronald E. Dahl, de la Universidad de California, Berkeley, advirtió que este adelgazamiento acelerado podría no ser un signo de daño, más bien una respuesta adaptativa del cerebro al estrés del aislamiento durante la pandemia de COVID-19.