¿Por qué es recomendable tener un cuyo o cobaya como mascota? Ventajas y desventajas

Si estás buscando una mascota pequeña, cariñosa y fácil de cuidar, el cuyo o cobaya podría ser la opción perfecta. Estos tiernos roedores originarios de los Andes sudamericanos se han ganado un lugar especial en los hogares de todo el mundo gracias a su carácter sociable, su inteligencia y su facilidad para adaptarse a distintos entornos. Sin embargo, antes de adoptar uno, es importante conocer tanto sus ventajas como sus necesidades y posibles desventajas.

¿Qué caracteriza a las cobayas y por qué son tan queridas?

Las cobayas, también conocidas como cuyos o conejillos de Indias, son animales pequeños que miden entre 20 y 40 centímetros y pesan menos de un kilo. No tienen cola, poseen orejas redondeadas y una dentadura que crece constantemente, por lo que necesitan roer objetos y heno a diario.

A lo largo de la historia, han sido parte de la cultura andina no solo como alimento, sino también como símbolo espiritual y compañía doméstica. Durante el siglo XVI, los conquistadores españoles las llevaron a Europa, donde se convirtieron en mascotas populares entre la nobleza.

Hoy en día, las cobayas son una de las especies exóticas más comunes en los hogares mexicanos, junto con los conejos. Según el Programa Universitario de Bioética de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, una de cada diez consultas en el Hospital de Fauna Silvestre está relacionada con estos animales, lo que demuestra su creciente popularidad como mascotas.

¿Cuáles son las ventajas de tener un cuyo o cobaya en casa?

Entre las principales ventajas de tener una cobaya destacan:

• Tamaño ideal: no requieren grandes espacios y pueden vivir cómodamente en interiores.
• Bajo mantenimiento: no necesitan paseos diarios y su higiene es sencilla.
• Personalidad dócil y amigable: son animales cariñosos, sociables y rara vez muerden.
• Longevidad: pueden vivir entre 4 y 8 años, más que otros roedores como los hámsters.

• Alimentación sencilla: su dieta es principalmente vegetal, basada en heno, alfalfa y verduras frescas.
• Entrenamiento fácil: pueden aprender a reconocer su nombre, seguir rutinas e incluso usar un espacio específico para hacer sus necesidades.

Además, su carácter sociable hace que interactúen de forma afectuosa con los humanos. Emiten distintos sonidos, chillidos, gorjeos y silbidos,  para comunicarse y expresar emociones.

¿Qué cuidados y consideraciones hay que tener con las cobayas?

Pese a su facilidad de manejo, las cobayas requieren atención constante y condiciones adecuadas. Lo primero a considerar es que no deben vivir solas, ya que son animales gregarios que necesitan compañía de otros de su especie. Si están solas, pueden deprimirse o desarrollar comportamientos de ansiedad.

Su jaula debe ser amplia, ventilada y contar con forraje suficiente, refugios, juguetes y zonas diferenciadas para comer, dormir y hacer ejercicio. También es importante ubicarlas en un lugar cálido, con luz natural y lejos de corrientes de aire o depredadores domésticos.

La limpieza del espacio es fundamental: el lecho debe cambiarse cada semana y los comederos y bebederos mantenerse higiénicos. Para evitar enfermedades, se recomienda revisar sus dientes, patas y oídos regularmente, así como cepillar su pelaje, especialmente si es largo.

¿Existen desventajas o retos al tener un cuyo?

Aunque las cobayas son animales fáciles de cuidar, no son completamente independientes. Entre sus principales desventajas se encuentran:

• Necesitan compañía constante: no es recomendable tener solo una.
• Pueden roer cables o muebles si se les deja sueltas sin supervisión.
• Requieren un veterinario especializado, algo que no siempre es fácil de encontrar.
• Son sensibles al frío y al calor extremo, por lo que su entorno debe controlarse cuidadosamente.
• Demandan tiempo de interacción, ya que si no se les presta atención, pueden aburrirse o volverse apáticas.

Con un entorno adecuado, una alimentación rica en fibra y vitamina C, y mucho cariño, una cobaya puede convertirse en un miembro más de la familia, lleno de vida, ternura y curiosidad.