Leyenda del Panteón de San Fernando en la CDMX: Dos Historias de Terror que se Juntan en un Lugar

El Panteón de San Fernando, ubicado en la calle de San Fernando 17, en la colonia Centro de la Ciudad de México, es uno de los cementerios más antiguos y con mayor carga histórica del país. Sin embargo, detrás de su fachada llena de monumentos y tumbas de personajes ilustres, se esconden dos historias de terror que han alimentado el miedo de quienes se atreven a visitarlo de noche.

Leyenda de la mujer de blanco en el Panteón de San Fernando

La primera historia habla de una mujer de blanco que aparece al anochecer. Testigos afirman haberla visto de pie, inmóvil, entre las tumbas. Su apariencia es aterradora, con un vestido blanco desgastado que se mueve con el viento. Pero lo más perturbador es su comportamiento: se dice que cuando alguien la observa, permanece quieta por unos momentos, hasta que de repente emite un grito ensordecedor que hiela la sangre.

Este alarido ha hecho que más de uno huya despavorido del panteón, convencidos de que han visto un fantasma real. La identidad de esta mujer es un misterio, pero algunos creen que fue una joven que murió trágicamente y cuyo espíritu no ha encontrado descanso.

Leyenda de Don Juan, un alma en pena del Panteón de San Fernando

Por otro lado, se encuentra la leyenda de Don Juan, un hombre mayor que vaga entre las tumbas lamentándose. A diferencia de la mujer de blanco, Don Juan no es una aparición inesperada, sino una figura conocida entre los que frecuentan el lugar.

Se dice que en vida, Don Juan fue un hombre adinerado que cayó en desgracia y cuyos restos, tras su muerte, terminaron en una fosa común debido a la falta de recursos. Ahora, su alma penosa ronda el cementerio, lamentándose eternamente. Muchos visitantes aseguran haberlo visto, con su andar lento y su mirada perdida, como si estuviera buscando algo que nunca encontrará.

Ambas leyendas han dado al Panteón de San Fernando una reputación aterradora, haciendo que este lugar no solo sea un sitio histórico, sino también uno de los más enigmáticos y escalofriantes de la Ciudad de México. Si alguna vez te animas a visitarlo, ten cuidado con lo que puedas ver o escuchar en la oscuridad de la noche.