Así es tener una chinchilla como mascota: Razas, cuidados, qué debe tener su jaula y qué comen

Las chinchillas son roedores originarios de los Andes y se han popularizado como mascotas por su pelaje suave, carácter sociable y bajo mantenimiento.

Chinchillas. Las chinchillas son roedores originarios de los Andes y se han popularizado como mascotas por su pelaje suave, carácter sociable y bajo mantenimiento.
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Las chinchillas se han convertido en una de las mascotas exóticas más populares de los últimos años. Originarias de los Andes sudamericanos, estos pequeños roedores destacan por su pelaje increíblemente suave, considerado uno de los más finos del reino animal, y por su carácter tranquilo y curioso. Sin embargo, antes de adoptar una chinchilla es importante conocer sus necesidades específicas, su alimentación y el tipo de ambiente que requiere para vivir feliz y saludable.

¿Qué tipos de chinchillas existen y cuál es ideal como mascota?

Existen dos especies principales: la chinchilla de cola corta (Chinchilla chinchilla) y la chinchilla de cola larga (Chinchilla lanigera). Esta última es la más común en cautiverio y en hogares, gracias a su carácter dócil y su tamaño más compacto, que no supera los 800 gramos.

A lo largo de los años, la cría selectiva ha permitido obtener chinchillas de distintos colores, gris, beige, blanco, negro o violeta, pero todas comparten los mismos cuidados y características básicas. Además, son animales longevos, capaces de vivir entre 10 y 15 años, e incluso más con los cuidados adecuados, lo que las convierte en una compañía de largo plazo.

¿Qué debe tener la jaula de una chinchilla para su bienestar?

El hábitat de una chinchilla debe ser amplio, ventilado y seguro. Se recomienda una jaula metálica de varios niveles que permita escalar, saltar y explorar, ya que son animales muy activos. 

Dentro de la jaula deben incluirse:

  • Plataformas y rampas para moverse.
  • Juguetes y troncos para roer (sus dientes crecen constantemente).
  • Un bebedero tipo biberón con agua fresca.
  • Un comedero estable.
  • Un refugio donde puedan descansar.

La temperatura del ambiente debe mantenerse entre 16 y 20 °C, ya que las chinchillas son extremadamente sensibles al calor y pueden sufrir golpes térmicos si superan los 25 °C. Además, necesitan baños de arena volcánica tres o cuatro veces por semana para mantener su pelaje limpio y libre de grasa; nunca deben bañarse con agua, pues su pelo tarda demasiado en secar y podrían enfermarse.

¿Qué comen las chinchillas y cómo debe ser su alimentación?

Las chinchillas son herbívoras, por lo que su dieta se basa principalmente en heno de buena calidad, que debe representar al menos el 80% de su alimentación diaria. Este alimento mantiene en óptimas condiciones su sistema digestivo y sus dientes. El 20% restante puede incluir pellets especiales para chinchillas, que contienen los nutrientes esenciales para su salud.

Como premio ocasional, se les pueden ofrecer pequeñas porciones de frutas o verduras frescas (manzana, zanahoria, hojas verdes), aunque con moderación para evitar diarreas o problemas digestivos. El agua debe cambiarse todos los días para evitar contaminación o estancamiento.

¿Cuánto vive una chinchilla y qué cuidados especiales necesita?

Con una buena alimentación, visitas periódicas al veterinario especializado en exóticos y un entorno adecuado, una chinchilla doméstica puede vivir entre 10 y 15 años, aunque hay registros de ejemplares que alcanzan los 20 o 25 años.

Entre sus cuidados esenciales destacan:

  • Baños de polvo regularmente.
  • Limpieza semanal de la jaula.
  • Control dental con piedras de calcio o juguetes para roer.
  • Evitar la exposición al sol directo o ambientes calurosos.

¿Son buenas mascotas para niños y otros animales?

Las chinchillas son criaturas curiosas, cariñosas y sociables, pero también algo tímidas. Necesitan tiempo para adaptarse y no disfrutan ser manipuladas en exceso, por lo que no son recomendables para niños pequeños sin supervisión.

Pueden convivir con otros animales domésticos si las presentaciones se hacen de forma gradual y controlada. Un entorno tranquilo y sin ruidos fuertes es clave, ya que el estrés puede provocarles a las chinchillas pérdida de pelo o incluso que desprendan parte de la cola como mecanismo de defensa.

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